lunes, 29 de noviembre de 2010

Réquiem

Desde que el ser humano nace -posee un solo objetivo prefijado- incluso antes de nacer; ese objetivo consiste en que algún día debemos terminar nuestro paso por el mundo. Lo extraño de este asunto, no es el hecho mismo de morir, o de "pasar hacía lo desconocido"- lo extraño es que ninguno de nosotros lo cuestiona, al menos hasta el momento en que se produce una pérdida, en donde volvemos a valorar lo frágil de cada vida y lo incalculable que han sido los momentos junto a los seres que han partido.

Hablar de muerte no es fácil y se debe a diversos factores culturales que conforman nuestra identidad; tal vez no es fácil hablar de ello, porque es un hecho tan simple que terminamos complejizándolo para sentirnos mejor. Nuestro intelecto lo asocia se vuelve más sensible y todo lo relacionado a dolor, lo vuelve sombrío y oscuro, una idea de tristeza e inmenso dolor.

Desde la primera luz, acostumbramos nuestros ojos a ver un mundo de colores, y aunque nuestra llegada puede que no sea de la manera que queramos, siempre es una alegría para quienes nos rodean. Cada uno de nosotros carga con éxitos y logros, pero finalmente ¿cuál es la huella que dejamos en el mundo?
Vivir es saber equilibrar las alegrías y las tristezas, para que aquellas partidas y nuestros lutos internos sean llevaderos; entender que debemos soltar aquellos lazos, para no quedarnos encerrados en el minuto de la pérdida, asumir y valorar cada nuevo minuto que nos llega.


Principito - Desde mi Principado para el Mundo
("Port Soy Sunset" es propiedad de ColinBroug © 2010 Derechos Reservados por su autor en http://sxc.hu)

3 Se han expresado...:

Unknown dijo...

No se debe a ninguna pérdida en particular, sino sobre el sentido de la existencia... Gracias.

SiervaDelMesías. dijo...

Si logro entender, perdemos la vida cuando dejámos de exístir y solo vivímos por respirar, es raro pero es algo espiritual, se llama muerte espiritual..

DTB
BSS

Yayo Salva dijo...

"Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar...", escribió Antonio Machado. Morirse es un fastidio, pero ¿qué le vamos a hacer?